Ahí estaba, sentada entre las flores;
inerte con su mirada perdida en la nada,
con el viento soplando sus cabellos ondulados
y en su espíritu memorias de vidas pasadas.
Pasaban por su mente siendo detectados
momentos tormentosos o momentos de calma,
quizás tristeza, rencores o quizás sonrisas,
de lo que estoy segura era que movían su alma.
A veces sonreía con tanta delicadeza
y a veces con sentimiento solo suspiraba,
habían momentos que ni una palabra decía
y habían otros en que no se quedaba callada.
¿Qué misterio tenía su esencia?
¿qué secretos guardaba su almohada?;
uno de los hermosos recuerdo que tengo
era la sonrisa que al mirarme me regalaba.
Su alma estaba inundada de sentimientos
podía estar triste y aún así no perdía la noción,
jugaba, cantaba, bailaba, sonreía;
pues ella a sus hijos les dió el corazón.
Pasan los días, aún siento su aroma,
pero la flores se secan, están tristes sin compañía,
de un dia a otro ella dejo de visitarlas
y de contarle con caricias también sus alegrías.
No supe sus secretos tristes,
tampoco su almohada al ella irse me los contó;
se fue al cielo, me la imagino con su sonrisa;
y sus cabellos ondulados al viento haciendo canción.
